jueves, 25 de abril de 2013

EXCURSIÓN

   El día 20 de diciembre visitamos el monasterio de San Clemente los alumnos de 4º ESO del CE Los Rosales. Aquí os dejamos una muestra de los detalles más significativos de nuestra visita.

   San Clemente

   Cuando Fernando III conquista la ciudad de Sevilla en 1248 ,vio realizado uno de sus grandes sueños políticos. La entrada de las tropas castellanas en la ciudad tuvo kugar un 23 noviembre,festividad San Clemente. La mejor forma que encontró Fernandi III de darle gracias a Dios por esta victoria sobre los almohades fue erigir un monasterio dedicado a este pontifice. Para ellos, donó a la que será futura comunidad monástica unos palacios cercanos al río,resguardados por la muralla,en la zona de la llamada puerta de Bib-Arragel.


   Un enclave original que aún hoy se mantiene, tras más de siete siglos y medio de vida. Un monasterio como éste, no podía ser ocupado más que por la orden monástica que ne estos momentos aparece más ligada a la familia real: el Cister femenino. El dato mas antiguo que se tiene de la existencia de monasterio procede de un documento emitido por Fernando III poco después de conquistar la ciudad. Se trata de la donación fechada en 1249, que el monarca hace a la Orden de San Juan de Jerusalén, de unas casas que lindan con otras del monasterio en honor a San Clemente.

   El proyecto de fundación fue pues, inmediato al inicio de la vida cristiana de Sevilla,pero su autentica puesta en marcha, los comienzos de la vida en comunidad en estas casas-palacio, tendrá kuegar bajo el reinado del hijo del Conquistador, Alfonso X, apoyado en todo momento por el que había sido confesor de su padre y que era, en ese momento, ya arzobispo de Sevilla. Nos informa de que  nuestro monasterio no fue importante en Sevuilla solo en los siglos medievales, en la etapa de nacimiento. De hecho, San Clemente mantuvo, a lo largo de los siglos posteriores, su papel de gran centro de religiosidad femenina en la capital del Guadalquivir, supernado muchas dificultades, pero manteniendo siempore viva la esencia del Cister. Hoy, sigue cumpliendo ese papel en la sociedad sevillana.

   Una vez llegamos allí, debido a que al historiador le surgió un problema y no pudo asistir a la visita los alumnos de los Rosales y el profesorado presente tuvimos que realizar la visita "solos". Cuando llegamos allí, entramos a la iglesia del monasterio, una gran capilla llena de muchos adornos y riquezas. Dentro de esta, vimos un portal de Belén cuyas figuras eran de grandes dimensiones. Debido a la ausencia del historiador no pudimos ver con claridad el órgano allí presente.

  Órgano de Clemente

   Un  órgano es un instrumento musical de teclado.los  sonidos se generan haciendo pasar aire por tubos de diferentes  longitudes .Se clasifican como instrumento de viento o micrófono en la categoría instrumentos de teclado y también dentro de la subcategoría aire insuflado,junto al acordeón y al armonio.
 
   En el pasado ,el aire se suministraba por medio de unos fuelles movidos a mano.actualmente , también se suministran mediante compresores. El órgano se toca con manos y pies,lo cual hace recomendable el estudio de otros instrumentos de teclado para poder pasar a su estudio como instrumento.




  Una vez terminamos la visita al monasterio, fuimos dando un agradable paseo hasta llegar a la visita de la exposición de un gran pintor, Murillo, en el hospital de los Venerables. El hospital de los Venerables Sacerdotes de Sevilla (conocido popularmente como el hospital de los Venerables) es un edificio barroco del siglo XVII que sirvió como residencia de sacerdotes, y que actualmente es la sede del Centro Velázquez, consagrado al famoso pintor Diego Velázquez. Está situado en la plaza que lleva su nombre, Plaza de los Venerables, en el centro del barrio de Santa Cruz y muy cerca de los Jardines de Murillo, la Catedral y los Reales Alcázares.
Su historia comienza cuando la Hermandad de El Silencio decidió a partir del año 1627 amparar a los sacerdotes ancianos, pobres e impedidos. Para tal fin alquiló una casa donde les daban cobijo, asistencia y los mantenían. Esta tarea continuó hasta que en el año 1673 la misma hermandad fundó otra, cuyo fin sería el de cubrir exclusivamente la tarea que venían desempeñando desde el año 1627, y se decide construir el Hospital.
Fue fundado por el canónigo Justino de Neve en 1675 con la finalidad de ser la residencia de los venerables sacerdotes. De ese mismo año data el inicio de las obras de construcción del edificio, bajo la dirección inicial del arquitecto Juan Domínguez, desde 1687 se hace cargo de las obras el arquitecto Leonardo de Figueroa, dándose por finalizadas en 1697.
La iglesia fue construida en 1689 y está consagrada a San Fernando.
En el año 1840 el hospital se convirtió en una fábrica de tejidos, y los hospedados fueron trasladados a una de las salas del Hospital de la Caridad que habilitaron para ellos. Las quejas de la hermandad fundadora consiguieron que en el año 1848 bajo una Real Orden le fueran devueltos sus bienes, regresando los venerables sacerdotes de nuevo a su antiguo hogar.
La Plaza de los Venerables es llamada así desde el año 1868.
Cuenta con un patio que participa de patio sevillano y claustro conventual, con una fuente central escalonada que se encuentra a un nivel más bajo (por problemas de abastecimientos de agua) a la que se llega por gradas circulares, decoradas con azulejos. Alrededor del patio hay galerías de arcadas asentadas sobre columnas de mármol toscano con base ática, de modelo vignolesco. La pila central fue diseñada por Simón de Pineda y realizada por Francisco Rodríguez, los azulejos de su primera etapa fueron realizados por Melchor Moreno.







Al lado oriental del patio estaba la enfermería baja, un salón rectangular con arquería central; los arcos están decorados con yeserías con símbolos que se pueden relacionar con la advocación del Hospital de San Pedro. Hoy se utiliza como Sala de Exposiciones. También es de admirar una escalera que está cubierta por una bóveda elíptica decorada con yeserías barrocas. En la planta alta, hay otra sala de idénticas características que en la planta baja, conocida como enfermería alta, que en principio se usaba como cobijo en épocas de frío. Estaba comunicada con el coro de la iglesia; en su ángulo sureste se encuentra la torre mirador superior al refectorio alto, y está cubierta con armadura de estilo mudéjar. El antiguo Refectorio y la Sala de Cabildos de invierno, en el piso superior, han sido acondicionados para ser respectivamente la Biblioteca y el Gabinete de Estampas.
 Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – 3 de abril de 1682) fue un pintor barroco español. Murillo debió de nacer en los últimos días de 1617, pues fue bautizado en la parroquia de Santa María Magdalena de Sevilla el 1 de enero de 1618. Fue el menor de catorce hermanos. Sus padres fueron Gaspar Esteban y María Pérez Murillo, quien procedía de una familia de plateros y pintores. Conforme al uso anárquico de la época, aunque alguna vez firmó Esteban adoptó comúnmente el segundo apellido de la madre. Su padre era un acomodado barbero, cirujano y sangrador al que en ocasiones se daba tratamiento de bachiller, y del que en un documento de 1607 se decía que era «rico y ahorrador», propietario de algunos bienes inmuebles junto a la iglesia de San Pablo que heredó Bartolomé y le proporcionaron rentas toda su vida. Con nueve años y en el plazo de seis meses quedó huérfano de padre y madre, y fue puesto bajo la tutela de una de sus hermanas mayores, Ana, casada también con un barbero cirujano, Juan Agustín de Lagares, con quienes parece probable que el joven Bartolomé mantuviese buenas relaciones pues no mudó de domicilio hasta su matrimonio, en 1645, y en 1656, ya viudo, su cuñado le nombró albacea testamentario




 Una vez allí nos preparamos para la exposición de cuadros, nos pusieron una especie de auriculares para oír mejor a la guía que nos acompañaba. En la sala donde estaban los cuadros había pocas personas y unos 10 o 12 cuadros de Murillo, que se habían agrupado por primera vez en Sevilla, los cuadros eran de distintas partes del mundo (la mayoría de Francia). Una vez terminamos la visita a los Venerables, recogimos las mochilas que nos tenían guardas, y pusimos rumbo al Colegio Los Rosales.
Como conclusión de esta buena mañana podemos decir que fue una visita muy interesante y divertida y en la que también aprendimos muchas cosas tanto en la exposición como en el monasterio

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